lunes, 20 de septiembre de 2010

Your last afrront

Según E. Fromm el hombre sometido puede hacer todo lo que quiere por que sólo quiere lo que puede hacer.
Entonces, el estado de inconformidad, la desobediencia, las ganas de salir y gritar, de mandar a la mierda todo lo establecido es el estado más conciente del hombre.
El deseo constante de perderte y encontrarte, de arrojarte a la nada y experimentar brotar alas, trata de surcar los aires de la incertidumbre para aterrizar en la tranquilidad de utopías fuera del alcance del sistema; es el más puro estado de cordura (o locura) de un ser pensante.
Ya que como dice B. Rusell: El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible; el pensamiento es despiadado con el privilegio, las instituciones establecidas y los hábitos confortables; el pensamiento es anárquico y sin ley, indiferente a la autoridad.

Así que una vez destruido hay que crear algo nuevo antes pensando. Fuera de las garras que aprisionan toda la libertad latente dentro de tu mente, espíritu; como fuera en lo inmundo de la infernal cotidianidad, dentro del doloroso cumplimiento a ser forzado formar parte del engranaje, de la demanda de almas para el demoniaco sistema.
Tener planes fuera de pertenecer al modelo del homo-consumers, tener deseos más allá de querer generar más dinero para consumir más y sumergirte al ir y venir, a la ruleta rusa, al circulo vicioso de ser un muerto en vida.
No, en definitiva eso no es libertad; el tener dinero para consumir lo que se desea te convierte en el esclavo perfecto, en un hijo prodigo más, pero no como Jesús, sino más estúpido.
Ser lo que quieren que seas; dominado, convencido, obediente.
Dentro de nuestra naturaleza está ardiendo la desobedecía (acto de afirmación de la razón y la voluntad), pero desde el comienzo de la vida nos educan a ignorarla; enajenados y alienados al mar de fuego que devora nuestro espíritu subversivo.
Pero como dice E. Fromm: ¿Quién puede desobedecer cuando ni siquiera se da cuenta que obedece?
Ante esto me considero privilegiado.
Resistir y Existir (ya tatuado).

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